CEDER

Proyección de vídeo y fotografía

Lugar de Exposición: Sala Materia Gris.

La Paz, Bolivia. Mayo de 2016.

CEDER es una muerte simbólica, que me permite cerrar un ciclo que duró más de lo que debía, y empezar de nuevo. No desde cero (eso no existe), pero sí desde el convencimiento de que este hito será el inicio de la recreación de mí misma, incluyendo el pasado de una manera reorganizada, de modo que su significado sea una potencia de liberación generadora de sentido.

Por eso la imagen del lago Titicaca, en su eterno ciclo, circular, generador de vida y generador de muerte.

ESTAR AUSENTE

El proceso creativo que he intentado llevar adelante en esta residencia se ha visto inundado de imágenes externas, cuestión paradojal para mí que siempre incluyo imágenes de mí misma o que representan mi interioridad en mis obras.

Mi intención al venir aquí era hacer un vínculo entre el lago Colbún, artificial e impuesto en el lugar en que nací, y el lago Titicaca, natural, místico y ancestral.

Pero luego de un montón de intentos artificiosos de plantear soluciones visuales, me doy cuenta que yo no estoy presente en estas propuestas. ¿Cuál es el problema?

Esta es mi segunda visita a Bolivia. La vez anterior viví dos años en la ciudad de Santa Cruz. Fue un período intenso y feliz, y mi retorno a Chile lo hice a contrapelo, hubiera querido quedarme para siempre, pero las circunstancias dijeron otra cosa. O me quedaba viviendo un simulacro, o retornaba a mi país para vivir honestamente mi vida.

Sin embargo, esa etapa tan intensa no me abandonó. Busqué los mecanismos para sobrellevar la pena de echar de menos, y justifiqué mi nueva existencia con argumentos del lenguaje que se me devolvían en la soledad y yo encubría dibujando, modelando, dividiendo, borrando...

El arte, hasta ahora, me ha permitido afianzar el simulacro, y hoy me obliga a ponerme en evidencia, aunque me había convencido de que esto era lo que estaba haciendo, mostrándome a través de mi trabajo. Puede ser que, al final, sí aparecía veladamente este deseo de mostrarme, pero al no hacerme cargo de sus verdaderas razones, lo que lograba era ocultarme.

En todos estos años he perdido la noción del tiempo, y he vivido los recuerdos como si fuera el momento mismo, he acomodado los acontecimientos pasados ajustándolos de tal forma que me fueron constituyendo, sustentando un significado inexacto y doloroso.

Tenía que volver a Bolivia para ver lo difusa y fantasiosa que había sido mi experiencia, aunque la persistencia del recuerdo me dijera que era profunda y hubiera sido bella y duradera.

Las barreras que pretendía representar en el paisaje registrado en nuestro actual viaje a la Isla del Sol, eran realmente mis propias barreras personales, mi estrategia de simulacro llegó a tal punto que me hizo desaparecer de la obra.

Pero debo decir que en la intimidad de la experiencia, el lago me ha devuelto a mi ritmo vital. No digo que me haya devuelto la paz, pero sí siento que me ha devuelto el caminar pausado.

Propongo entonces una muerte simbólica, que me permita cerrar un ciclo que duró más de lo que debía, y empezar de nuevo. No desde cero (eso no existe), pero sí desde el convencimiento de que este nuevo hito de mi vida en Bolivia será el inicio de la recreación de mí misma, incluyendo el pasado de una manera reorganizada, de modo que su significado sea una potencia de liberación generadora de sentido.

Carola Cofré Muñoz

Obra y Texto producidos durante la Residencia Materia Gris. La Paz, Bolivia, mayo de 2016.

Carola Cofré Muñoz - Colbún - Región del Maule - Chile
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