REAL
REAL es una obra producida dentro del proyecto "En viaje: residencia y trabajo de campo en Chiloé", realizado durante el año 2018 junto a los amigos artistas Ángela Cura, Catalina Cueto y José Miguel Marty.
El proyecto implicó un mes de residencia en el MAM de Castro y luego una itinerancia de las obras por Quemchi, Linares, Copiapó, Puerto Montt y Valparaíso. En mayo 2019 retornamos al MAM para el lanzamiento del catálogo.
REAL
"Entre 1813 y 1831, comenzó un largo camino por ligar y crear realidades políticas que, en mayor o menor medida (...) no ha sido posible concluir".
Gonzalo Aravena Hermosilla. 2015.
Otra historia
En la lectura del libro "Chiloé 1826. El proceso de incorporación de Chiloé a la República de Chile, 1813-1831" encontré los cuestionamientos necesarios para detonar un proceso de reflexión que me llevó a materializar una obra que inicialmente no estaba en mis expectativas.
Como quien le dice a un niño que el Viejo Pascuero no existe me encontré con este balde de agua fría: Chiloé y los chilotes son un otro, alguien distinto, un pueblo con vocación de ser independientes de Chile, una comunidad obligada a pertenecer a través de dispositivos y mecanismos fácticos y retóricos que generaron una idea de adscripción política y cultural a un país ajeno, que instauró un relato nacional que justificó y legitimó aquello que fue socializado como una "necesaria" incorporación del archipiélago.
En un proceso de creación de identidad política republicana, en aquel momento en que se trataba de generar una identificación con esa idea de lo que era un naciente Chile, es que devino la aceptación de que la conquista de Chiloé formó parte del proceso de independencia, incluyéndola en el discurso de una supuesta emancipación nacional.
Se generó así, artificiosamente, la idea de pertenencia. Se llegó a ampliar el territorio de la provincia de Chiloé al continente, probablemente en un intento por acercar el imaginario de un territorio tan lejano, distante e inaccesible, hasta hacerlo parecer como si fuera tierra firme.
La historia que aprendimos en la escuela no explica estos acontecimientos, ¿cómo podrían reconocer los textos de estudio infantiles que tenemos en nuestro país una sociedad que evoluciona en paralelo, que distingue claramente su pertenencia territorial a su lugar, su archipiélago, y no a esta idea de país que se nos inculca desde una educación homogeneizante?
Tejuelas y zinc
Desde una mirada siempre de turista, había recorrido en repetidas ocasiones el archipiélago de Chiloé, acopiando un sinnúmero de imágenes de tejuelas. Su forma simple, complejizada en la combinación con sus compañeras, la armonía con el entorno, la acción del tiempo (climático y cronológico) sobre ellas, me hacían percibirlas como objetos profundamente genuinos de la cultura chilota. Como si de un espejo se tratara, veía en ellas la imagen del territorio y sus habitantes, tallados bruscamente, con hacha, pero con resultados perfectos a la vista, totalmente acoplados a este clima y esta geografía.
En los últimos viajes había llamado mi atención el zinc, que desde hace algunos años comenzó a recubrir las casas y otras edificaciones. Aun asumiéndolo como un material exógeno, me maravillaba ese querer brillar, ese tono de cielo nuboso abrazando las construcciones.
El proyecto "En viaje: residencia y trabajo de campo en Chiloé" nos auto convocó para trabajar desde un diálogo de saberes entre el contexto local y nuestro quehacer creativo. Desde allí partió una investigación más acuciosa sobre las tejuelas, cómo se construían en el pasado, cómo se hacen hoy, por qué ya no hay maestros tejueleros en las islas...
La imagen de tradición genuina se me desmoronó al caer en la cuenta de que este sistema de recubrimiento de las casas declinó por razones de mercado y extractivismo desenfrenado. Fue la forma más barata y efectiva para proteger muros y techos, hasta que tantas tejuelas se hicieron que se terminaron los árboles.
Se acaba con un recurso natural al mismo tiempo que con uno cultural. Triste conclusión. Arrasando, en su afán consumista e inconsciente, las leyes del mercado siempre se han impuesto.
Hoy, la oferta más económica para suplir esta necesidad de proteger las edificaciones de la lluvia y el viento austral es el zinc. Ya no lo veo tan ajeno, menos aún si participa del simulacro de la tejuela, así como los chilotes participan del simulacro de ser chilenos, aunque aún se sienten otros, forzados, invadidos, condicionados por un estado demasiado lejano.
Real es una ironía.
Hubo un tiempo en que se tranzó mercancías con reales de alerce. Hubo un tiempo en que los chilotes quisieron seguir perteneciendo a España y Chile los incorporó forzosamente. Hubo un tiempo en que creí que existían ciertos paraísos. Las apariencias engañan.
Carola Cofré Muñoz, 2018